viernes, 9 de diciembre de 2011

Reír. Hasta conseguir llorar de felicidad, hasta que te duela el estómago. Que la sonrisa se adueñe de toda tu cara.
Correr. En todas direcciones. Sin tener un rumbo fijo. Sintiendo el viento en la cara. Avanzar. Acelerar. Con ese deseo de querer comerte el mundo.
Observar. Mirar cada cosa fijamente, con detenimiento. Parándose a pensar en todo lo que merece la pena.
Esperar. Escuchar a esa voz dentro de ti que no se cansa de decirte que tu sueño se va hacer realidad.
Correr, observar, reír y simplemente tener la esperanza de que todo salga bien. Que mi vida siga el camino adecuado.

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