lunes, 5 de diciembre de 2011

Una definición de mi misma..

Sé que mi carácter no le gusta a todo el mundo, es más, no le gusta a casi nadie. Tengo muchos defectos. El primero puede ser el orgullo, aunque la mayoría de las veces, yo lo considere como una virtud. Creo que mi mayor defecto es que no sé reconocer cuando la he cagado, cuando he fallado a alguien. No sé pedir perdón. Por esa misma razón, también me cuesta perdonar. Esa frase de "Perdono, pero no olvido", me viene como anillo al dedo. Tampoco soy una persona que suela expresar sus sentimiento, ni que demuestre su cariño. Hay gente que me llama arisca, gente que me dice que soy muy fría... Pero sin embargo no lo soy, es una simple apariencia. Hay gente que sabe sacar lo de bueno de mí, y quitarme este orgullo que no me deja a veces expresar lo que siento, pero gente como ésta hay muy poca. Ni mi familia lo consigue la mayoría de las veces. Solo es cuestión de proponérselo, creo que no es tan difícil. Sé que puedo llegar a ser la niña más complicada del mundo, a la que por mucho que la escuches no la entiendes. En muchos momentos pensarás que estoy loca. O que no me importa otra cosa que no sea yo. A veces soy muy egocéntrica. Pero todo esto tiene un motivo. Y es que tengo que ponerme una armadura. Porque la vida es una lucha incesante, y como no estés protegido y preparado para luchar, la vida te enseña, sí, pero a base de palos, y yo soy la persona más cabezona y más constante del mundo. Por eso tengo tantos defectos y errores, porque no me gustan los palos, como a nadie, supongo, y sigo hacia delante. Y aunque aprenda, muchas veces no lo pongo en práctica. Estoy contenta conmigo misma. Me va bien así, aunque de vez en cuando piense lo contrario. Si fuera diferente, sufriría mucho más. No me gusta decir que estoy mal, triste, que me siento sola, lo veo de gente que cae muy fácilmente, y precisamente yo no soy de esas. Si me caigo, me levanto, aunque tropiece mil veces más con la misma piedra. Al fin y al cabo de algo me servirá. Cuando llego al límite de mis capacidades y no puedo más, termino por contarle a alguien lo que me pasa, aunque la mitad de las veces a los dos segundos me arrepiento, no me gusta dar pena.
Cuando quiero algo, lucho por conseguirlo, por el medio que sea, no me importa el cómo, me importa el qué y el porqué. Si tiro la toalla pronto, es que solo es un capricho temporal, pero por mi propio orgullo, más me vale conseguirlo. Soy muy luchadora, nunca me doy por vencida.
En definitiva, estoy orgullosa de ser como soy, y me quiero a mí misma, muchísimo. Si no te gusta mi forma de ser, tranquilízate, no eres el primero, ni vas a ser el último. Pero tengo claro, que si alguien me quiere de verdad, lo hará con mis defectos y mis virtudes, porque así lo hago yo.


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